domingo, 12 de febrero de 2017

LA PAZ

1.      ¿La paz es un derecho fundamental? Explique.

La paz no es un derecho fundamental, ni la corte ni nuestra noma de normas lo da a entender como fundamente, sin embargo si deja claro lo siguiente “a construcción de la paz es un asunto de la humanidad en su conjunto que requiere el esfuerzo y participación de todos los estamentos de la sociedad colombiana sin distinción, interpretada, entendida y aplicada en su integridad como un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento, según el artículo 22 de la Constitución Nacional, como base fundamental para encausar y enderezar el camino del sosiego con verdadera justicia social y reconciliación; razón primordial por la cual urge con pronta y decidida acción orientada al fortalecimiento de las organizaciones y el robustecimiento de espacios de participación para que la comunidad tenga incidencia en el difícil reto de desarraigar el ímpetu del beligerante de la violencia y ojala por fin hacer una realidad el sueño que todos anhelamos “la Paz para Colombia”, cristalización de este propósito que conlleve sin equívoco alguno a la materialización de la prosperidad y desarrollo para todos.” (Salas ,2014)

La Paz constituye (i) uno de los propósitos fundamentales del Derecho Internacional; (ii) un fin fundamental de Estado colombiano; (iii) un derecho colectivo en cabeza de la Humanidad, dentro de la tercera generación de derechos; (iv) un derecho subjetivo de cada uno de los seres humanos individualmente considerados; y (v), un deber jurídico de cada uno de los ciudadanos colombianos, a quienes les corresponde propender a su logro y mantenimiento. (C-370/06)

2.      ¿Con que otros derechos se cruza la paz?
Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad jurídica

· Nadie estará sometido a esclavitud o servidumbre

· Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes, ni se le podrá ocasionar daño físico, psíquico o moral

· Nadie puede ser molestado arbitrariamente en su vida privada, familiar, domicilio o correspondencia, ni sufrir ataques a su honra o reputación

· Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia
Todo individuo tiene derecho a la libertad de pensamiento y de religión

· Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión de ideas

· Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacífica
Derecho a la coexistencia pacífica
3.      ¿Después de los acuerdos de paz de cuba, podría firmarse que en Colombia habrá paz?
En su totalidad no, pero tal vez cambiarían muchas cosas por lo menos por unos años.
4.      Para lograr la paz, ¿vale todo?
No, no se puede pasar por encima de los derechos de las personas para lograr un solo derecho, recordemos que los derechos a pesar de estar clasificado no pierden su importancia para pasar el uno por encima del otro
5.      ¿Los acuerdos de paz de la habana pueden considerarse un tratado internacional, sí o no?, explique
No , porque solo aplicara para Colombia los tratado internacionales tienen un carácter de ser para varios estados, pero si lo míranos desde el punto de vista (Posso , 2016) el texto del Acuerdo Final de terminación del conflicto y construcción de paz, es un tratado derivado de los Convenios de Ginebra y sus protocolos ya ratificados por Colombia. El tratado de paz adquiere ese carácter una vez sea firmado entre el gobierno y las FARC, con el respaldo de los países garantes, amigos y acompañantes y el apoyo del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que aprobó hacerse responsable del mecanismo de verificación del cese de hostilidades y la dejación de armas. Como texto derivado pero independiente ese Acuerdo Final deberá ser ratificado por el Congreso de la República en pleno que lo convertirá así en un pacto de Estado y no solo en un acuerdo de un gobierno que hoy es y mañana será un recuerdo

6.      ¿Teniendo en cuenta la ley 134/94 (mecanismo de participación ciudadana) el plebiscito si el mecanismo más idóneo para refrendar el acuerdo de la habana?
Si el objetivo es que el pueblo tenga la última decisión sería mucho más idóneo un referendo, tiene más fuerza y seguridad en caso tal gane el no, se cumpla ese no, ya que el pueblo que está exigiendo que no se acepte o si se acepte el acuerdo de paz.

·                  ¿Qué es el plebiscito?
·                  ¿Quién lo convoca?
·                  ¿Por qué se convoca?
Artículo  7º.- El plebiscito. El plebiscito es el pronunciamiento del pueblo convocado por el Presidente de la República, mediante el cual apoya o rechaza una determinada decisión del Ejecutivo. 
7.      ¿Qué otros acuerdos de paz hubo en Colombia?
Este revelador planteamiento es hecho por el docente e investigador colombiano Mario Ramírez-Orozco, doctor en estudios latinoamericanos y autor del libro ‘La paz sin engaños’, el documento en el que le cuenta a los colombianos que antes de la mesa de La Habana, y desde mediados del siglo pasado, ha habido diez intentos que no han traído la paz.
“El título La paz sin engaños lleva a plantear que hay una paz engañosa, y es la que nunca toca las causas verdaderas que origina un conflicto, que no es solo armado, sino político y social. En Colombia siempre ha habido conflicto y siempre ha habido procesos de paz, pero nunca se ha tocado algo fundamental: las causas estructurales del conflicto”, dice en conversación conKienyKe.com el experto Ramírez-Orozco, quien describirá a continuación cada una de las diez oportunidades que trataron de acabar con la guerra, y las lecciones que dejaron para que esta, la undécima, sea la vencida.
·         Primer intento de paz, tras el Bogotazo
Sin duda uno de los puntos de quiebre en la historia de Colombia fue el Bogotazo. El hecho de suma violencia e ira, tras el asesinato el 9 de abril de 1948 del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, generó una nueva oleada de confrontaciones y polarización que, para muchos como el experto Ramírez-Orozco, implicó especialmente el cambio del tipo de guerra conocida hasta entonces.
“La gente no ha entendido que siempre hemos estado en guerra, pero la percepción de la guerra es lo que cambia. Cuando se firma una ‘paz’, usualmente esta involucra a muy poca gente”, anticipó.
“Tras la muerte de Gaitán, se crea todo un movimiento de pacificación pero que se expresa de manera violenta”, expone el docente sobre la que sería la estrategia gubernamental adoptada entonces tanto por Mariano Ospina (Presidente 1946-1950) como por Laureano Gómez (1950-1951), para ahogar las violencias regionales.
A través del Estado se crean grupos paramilitares, relacionados con agentes gubernamentales y las fuerzas policiales. Estos agentes tratarían de apaciguar la sangrienta división entre ‘godos y cachiporros’ acentuada en provincia, al tiempo que desde las jerarquías conservadoras y liberales se trataba de calmar a las bases, dedicadas a la guerra.

·         El ‘Bogotazo’. Sanear la ira popular implicó un intento de proceso de paz con grupos armados partidistas.
“Durante Laureano Gómez, las élites partidistas deciden llamar a las fuerzas militares para que tomen el poder de manera transitoria y concretar la pacificación del país. Esa paz incluye pedir a las guerrillas liberales del llano que se desmovilicen, pero sólo una parte lo acepta. La jerarquía que les hace ese pedido queda como traicionera y se quiebran sus relaciones con las bases. Persisten pequeños grupos armados que se meten llano adentro y se apoderan de terrenos sin control del Estado”. Esos imperios regionales se conocerían por los conservadores a ultranza como ‘repúblicas independientes’.
A propósito de este desenlace, ¿acaso no se piensa lo mismo respecto a la guerrilla raza con sus jerarquías? ¿Las bases guerrilleras no podrían llegar a dar la espalda a las élites o mandos altos que negocian en Cuba?
Es que en las Farc sí ha habido consecuencia de grupo. Las Farc, en todo este proceso, han demostrado control entre las bases y la jerarquía.
¿Para usted no hay fricciones dentro de la guerrilla?
-Las Farc tuvieron un cambio importante. Al ser derrotada la parte militar, los cuadros altos como ‘Mono Jojoy’ y ‘Raúl Reyes’, volvió a tener peso la línea política. Por eso es más fácil negociar hoy que hace cinco años, porque la mesa del Caguán era la línea militar, mientras que la de hoy en La Habana es la política. ‘Timochenko’ es cuadro político, ‘Iván Márquez’  también; ‘Pablo Catatumbo’, aunque tenga mando militar, es de cuadro político. La parte militar en el Caguán, por desgracia, degradó la parte política.
·         Segundo intento de paz, la dictadura
Este proceso no fue exactamente negociado. El gobierno militar de Gustavo Rojas Pinilla, a partir de 1953, trataba de frenar la ola de terror auspiciada por bandas tanto conservadoras como liberales en las regiones. Entonces promulgó un plan de pacificación que pretendía la desmovilización de grupos guerrilleros, sin que se obtuviera efectivo resultado. En las negociaciones de entonces con el gobierno, grupos armados de Antioquia y Tolima emitieron una circular con las exigencias para su desmovilización, la cual tuvo beneplácito de la dictadura. Fue una de las más grandes desmovilizaciones armadas del siglo pasado: más de seis mil quinientos hombres hicieron entrega de armamentos. Sin embargo muchos insurgentes que se negaron a rendirse, se internaron en las selvas o se dedicaron al bandolerismo.

·         Tercer intento de paz, la excluyente
“Este periodo partió y agudizó el conflicto”, advierte el profesor Mario Ramírez-Orozco. El Frente Nacional es también considerado un “proceso de paz”; entre 1958 y 1974 liberales y conservadores pactaron dividirse el poder como supuesta estrategia para frenar el baño de sangre por las diferentes partidistas. “Es una paz que por decreto decía que los cargos públicos eran bipartidistas, es decir, era excluyente. Se exigía por ley que quien asumiera el cargo debía firmar su afiliación política. Entonces excluían al resto. El país se acostumbró a ver una repartición de poderes que además dividió al país”.
·         Cuarto intento de paz, la represiva
El siguiente intento de paz consistió en la criminalización de la disidencia, tal como expone el autor de ‘La paz sin engaños’. “Los paros, movimientos cívicos y movimientos sociales empiezan a reprimirse. Paralelo a esa ‘paz’ represiva, que trata de evitar brotes de violencia, se crea un sistema jurídico de represión, con estatutos de seguridad. Se criminaliza la protesta en un sistema democrático”. Este escenario habría abarcado los gobiernos  de López Michelsen (1974-1978) y Julio César Turbay (1978-1982).
·         Quinto intento de paz, la objetiva
Es la primera vez que el gobierno se sienta en condición de igual negociador frente a un grupo armado ilegal. Lo hizo entonces Belisario Betancur, en 1982, y consiguió sentarse en la mesa con las Farc, que entonces llevaban menos de dos décadas de operación. “Por primera vez, un presidente consideró las cusas objetivas de la violencia en Colombia: el tema de la tierra, desigualdad… Hasta entonces incluso políticos conservadores llegaron a decir que en el país no había lucha de clases, sino envidia. Belisario reconoció las causas estructurales del conflicto”, explica el doctor en estudios latinoamericano.
-Entonces ¿por qué fracasó?
-El incumplimiento. Dentro de la jerarquía de poderes, dejaron solo a Belisario con su retórica y no hubo cambios. Hubo guerra sucia. Las Farc plantearon una movilización parcial y se creó la Unión Patriótica. Cuando entraban al escenario político, sucedió el exterminio.
-¿Cuál lección nos deja ese proceso?, para cuidar que el error no se repita en este
-Firmaron cosas que no cumplieron. Se firmó que iba a haber garantías políticas para un sector que se desmovilizaba, y que en sus zonas de confluencia entrarían a ganar espacios por acción política y no armada. Pero sucedió una guerra sucia. Es más, creo que no toda Colombia aún sea consciente de lo que fue esa guerra sucia, que dañó el proceso de paz.
-¿Quizá por eso hubo tanto énfasis en el punto de participación política en la agenda de La Habana?
-Por eso ellos se demoran en entregar un resultado concreto: buscan asegurarse que hoy tendrían todas las garantías.
·         Sexto intento de paz, sin tregua
Este se da cuando se negocia con grupos armados diferentes a las Farc, que tienen interés en realizar una negociación. Especialmente los esfuerzos se dieron durante el gobierno de Virgilio Barco Vargas y César Gaviria. “Se abre un espacio de paz y se desmovilizan grupos como el M-19, el movimiento armado Quintín Lame, una parte del EPL y el PRT. Muchos de ellos piden inclusión social y política; es la apertura para una paz que origine la Constituyente de 1991. Aunque dicha constitución nace viciada, pues siguen las acciones de las Farc y el ELN”, explica.

·         Séptimo intento de paz, la Constitución
La investigación de Mario Ramírez-Orozco se refiere en este intento al periodo entre 1990 y 1998. “Entramos en algo paradójico: Tuvimos una Constitución muy avanzada, que sirvió como carta de paz, pero que de inmediato continúan las modificaciones que la desvirtúan. En el papel, la constitución es linda, pero las reglamentaciones van quitándole y quitándole belleza”.
En este escenario, el intento de paz consistió en que había unas fuerzas que habían decidido dejar la lucha armada y trataron de incluirse en el escenario político mediante garantías otorgadas por una nueva carta Magna. Pero no les queda fácil: siguen las persecuciones contra los desmovilizados y se encuentran con pocas garantías de participación. “Muchos de ellos quisieron seguir insistiendo en la legalidad; si lo hubieran preferido, habrían vuelto al monte a tomar las armas”.

·         Octavo intento de paz, “el plan garrote”
En el libro La paz sin engaños, el “plan garrote” hace referencia al Plan Colombia, el acuerdo bilateral entre Bogotá y Washington suscrito al inicio del gobierno de Andrés Pastrana que pretendía terminar con el conflicto armado interno a través de la guerra contra los grupos ilegales que se habían vuelto organizaciones del narcotráfico. “Argumentan que esto es un problema de narcotráfico y que las Farc ya no son guerrilla ideológica sino narcotraficante. Eso da todo un giro al conflicto”, asevera Ramírez-Orozco.
Al ver el insuficiente resultado de este proceso, Andrés Pastrana emprende la búsqueda del que sería el siguiente paso hacia la paz, que en el imaginario nacional quedaría como el último gran intento para obtener una salida negociada a la guerra con un grupo sumamente fortalecido en la nación: la guerrilla de las Farc.
·         Noveno intento de paz, El Caguán
“Justo cuando inicia Pastrana, llega el Plan Colombia. Al tiempo que Pastrana va y se reúne con ‘Manuel Marulanda, Titorfijo’, le planteó iniciar un proceso con doble discurso: habló de paz con las Farc, pero al tiempo hacían Plan Colombia. Con esto, las dos partes no estaban convencidas del proceso. La guerrilla veía con mucha desconfianza lo que pasaría que ellos por el Plan Colombia”, introduce el experto.

El desenlace de este intento el país lo recuerda claramente. Una amplia zona de distensión que sirvió a los subversivos para fortalecerse militarmente, y debilitarse al mismo tiempo en sus motivaciones ideológicas. Perdieron legitimidad y se convirtieron en organización de terror en gran parte del país. Entonces estaban dispuestos a llegar al poder por vía militar y tenían motivos para creer que lo harían. Tras el fracaso de las mesas del Caguán, fue elegido durante dos periodos el expresidente Álvaro Uribe quien implantó una estrategia de lucha frontal contra los rebeldes que los volvió a debilitar, especialmente por el cerco o la baja a sus principales cabecillas.
·         Décimo intento de paz, “las paces entre amigos”
Mientras que avanzaba con fuerza la maquinaria de la seguridad democrática y las Farc se encontraban arrinconadas por el poder estatal, el gobierno decidió avanzar en el desmantelamiento de un engendro que también generaba violencia: el paramilitarismo.
El proceso que puso fin a las Autodefensas Unidas de Colombia dejó un sinsabor sobre el fin de los grupos armados contrainsurgentes y para muchos este resultado, aunque haya sido acordado, no puede llamarse un proceso de paz. “Es paradójico porque en el caso de las AUC no sería un ‘enemigo’ con quién va a entrar en paz. Nunca aparecía el paramilitarismo como enemigo del Estado. ¿Por qué iba a entrar en paz con el que no es enemigo? Sería diferente si el paramilitarismo hubiera entrado en paz con la guerrilla. Por eso, con una precisión teórica, se dice que las AUC se desmovilizaron pero no bajo consideraciones de un proceso de paz”.
Un aparente mal resultado en el proceso de transición a la vida civil hizo que muchos de los que fueron miembros de las AUC conformaran nuevos grupos armados emergentes, conocidos como bandas criminales.
Y estamos en el undécimo, ¿la vencida?
Para el especialista Mario Ramírez-Orozco, en este nuevo intento de paz hay consideraciones de las últimas décadas que impregnan de buen viento el propósito de poner fin al conflicto. “Ahora es totalmente diferente ya que por parte de las Farc encontramos que su línea militar fue sacudida por las muertes de sus jefes; ‘Tirofijo’, ‘Raúl Reyes’, el ‘Mono Jojoy’ e incluso ‘Alfonso Cano’”. En otras palabras, la línea ideológica que está sentada en Cuba tendría voluntad para acabar con la lucha armada.
La historia ha enseñado a los colombianos a pensar soluciones de fondo al contrario de lo que se conoce como ‘la paz posible’, que se refiere a la única firma de un papel que sugiera el fin de un conflicto, pero sin evaluar el mejor postconflicto.
“El reto es que no se quede en esa ‘paz posible’. Pero en este proceso (en Cuba) hemos visto que hay buenos avances. Por ejemplo la forma como se ha planteado el tema agrario en la negociación, ya sería casi una revolución agraria en Colombia más que una reforma”, opinó el escritor.
Los actores en conflicto tienen que cumplir el principal esfuerzo de paz. La sociedad colombiana también tiene su tarea en ese propósito, como lo tuvieron muchas poblaciones que salieron de la guerra. “Alemania pasó dos guerras mundiales. Y hoy muchos son hijos y nietos de nazis. Al hacerse la postguerra, a esos descendientes no los desaparecieron, sino que les dieron espacios políticos y sociales para que cambiaran. Tenemos generaciones nuevas para crear nuevos perfiles de colombianos”, concluye Ramírez-Orozco.
La paz con engaños es la que deja un sabor de frustración cuando, luego de firmar un papel y publicar una foto con el apretón de manos, no existe plan de reinserción social y política. ¿Querrá Colombia darse la oportunidad para que esta vez, la undécima en más de medio siglo, sí sea la vencida?

8.      ¿Los otros acuerdos contaron con la aprobación del pueblo colombiano?, sí o no, ¿porque?
No, los presidentes por el afán de cesar la violencia tomaban decisiones y muchas personas al estar tan sofocados por tantas muertes los acataban; no se levantaban a exigir su participación en ellos, pero con el paso del tiempo se han dado cuenta que deben tener ellos la última decisión, el poder no es del gobernante si no del pueblo, somos un país democrático.
9.      Qué opinión le merece la siguiente frase:
“los interese de los partidos políticos deben está por encima de los intereses del pueblo”
Pues es falsa, no deben estar los interés de los partidos políticos por encima de los intereses del pueblo, en un estado social de derecho, donde lo que importa es la persona y con una constitución participativa donde lo que prevale es el interés general sobre el particular  señala a  el pueblo que es la masa que importa, es la que tiene voz y mando.



























Acuerdos de paz

Danny J. Moya Pino
                                                                                             
Trabajo presentado para el área de Analítica II






Universidad Santo Tomás
Facultad de Derecho

Medellín
Septiembre 2016





Acuerdos de paz

Danny J. Moya Pino
Estudiante

John Mario Montoya Montoya
Docente

Trabajo presentado para el área de Analítica II






Universidad Santo Tomás
Facultad de Derecho

Medellín
Septiembre 2016


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